Si algo me ha chocado de
este libro, aparte del título, ha sido conocer que existía un protocolo de un
nivel altísimo para una posible epidemia de gripe en Nueva York, con previsión
de miles de muertos, hospitales de campaña, confinamiento de colegios, clausura
de espectáculos… Estamos hablando de 2018, cuando se escribió el libro.
Por otra parte, la trama
delictiva en esta ocasión tiene que ver con el desarrollo de una medicina de la
que no comprendo los detalles, pero en síntesis tiene que ver con la
posibilidad de generar en cerdos, corazones humanos completamente compatibles con
los receptores de órganos que están a la espera de un trasplante.
Jack Stapleton intuye que
algo no va bien cuando recibe en su sala e autopsias a una joven con un corazón
recién trasplantado, con una compatibilidad 100%, y sin rastro de
inmunosupresores. Además, ha fallecido debido a un virus que en apenas una hora
acabó con su vida en una estación de metro. El virus es desconocido, y el
doctor Stapleton teme que pueda comenzar una pandemia. Por desgracia, sus ideas
chocan frontalmente con las de su esposa y hoy jefa, Laurie Montgomery con la
que también tiene una crisis derivada del posible diagnóstico de autismo en su
hija pequeña.
Todo esto se mezcla con
los intereses de un empresario chino, que cree en el capitalismo y en hacer dinero
con la salud de las personas, a la vez que plantea el dilema de la nueva
economía china y del papel de los jóvenes allí.