Tras finalizar la novela,
he leído una crítica muy negativa publicada en El País hace unos días. No
puedo estar más en desacuerdo, aunque el crítico en cuestión sea catedrático de
literatura y yo una simple lectora.
Las hijas de la criada es una novela
protagonizada por mujeres, mujeres de gran poderío. Doña Inés es la esposa de
Gustavo Valdés, gallego y cubano a partes iguales, madre de tres hijos.
Precisamente la novela comienza con el nacimiento de Catalina, la mediana de
sus hijos, en el pazo gallego en el que residen. Ese mismo día nace allí la
hija de Renata, la guardesa del pazo, a la que llamará Clara. Aunque nadie lo
sabe, Clara también es hija de Gustavo Valdés, y la criada Renata cambiará a
las niñas para que su hija tenga una buena vida. En este acto, del que Renata
se arrepentirá siempre, se basa la historia.
Catalina vivirá muy
cómodamente tras emigrar la familia a Cuba, pero jamás se sentirá feliz en esa
familia que no siente como propia. Clara sobrevivirá a una infancia infeliz con
una madre que no la quiere. Cuando, años después, la familia vuelva, las
relaciones entre ellas, entre sus madres, con sus hermanos, se complicarán.
Teniendo siempre como telón de fondo la industria pesquera gallega y la construcción
de un imperio.
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