La historia es muy buena. Marisa
Salas es una joven escritora que ve cómo su única novela acaba olvidada y
apenas se vende, y finalmente opta por tirar incluso a la basura los pocos
ejemplares que posee, con el fin de olvidar que un día quiso ser escritora. Pero
no olvida el resquemor que siente hacia Carolina Cox, una escritora de su
generación que sí fue apoyada por su editorial, y triunfa y seguirá triunfando.
Más de treinta años
después, a punto de jubilarse como profesora, ni su marido ni su hijo saben que
un día publicó una novela. Cuál será su sorpresa cuando, compitiendo con la
última novela de Carolina Cox, autora consagrada, encuentra Los sueños
insondables, triunfante novela de un autor novel, y calcada palabra por
palabra de su Días de sol de hace treinta años.
A partir de ahí, Marisa
Salas siente la necesidad de verse reconocida como escritora de una novela de éxito,
a la vez que comprende que este joven autor vende su novela infinitamente mejor
que ella. En el fondo, se siente orgullosa de saber que ha escrito una gran
novela. ¿Es acaso necesario conseguir el reconocimiento del público, confesarle
a su esposo que un día escribió una novela tan infinitamente personal que
cuenta cosas que ella le ha ocultado durante treinta años?
La historia es muy buena,
buenísima, y comprendemos muy bien a Marisa Salas, incluso entendemos al joven
Luis Isla, intentando salir de una vida mediocre para fingirse escritor. Varios
de los personajes secundarios están también fenomenalmente caracterizados, y
quizá únicamente he echado de menos un final más redondo.
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