Había leído que esta novela era una maravilla en cuanto a suspense, y estoy totalmente de acuerdo, me enganchó desde el minuto uno.
Una madre soltera con tres hijos y una vida un poco desastrosa que vive en una casa (bastante cochambrosa) frente a la playa, en un pueblecito británico costero, siente curiosidad por un hombre que se encuentra sentado en la playa bajo la lluvia, durante horas. Cuando se acerca a preguntarle si se encuentra bien, descubre que el hombre (al que llamaremos Frank) ha perdido la memoria y no sabe quién es ni dónde está ni por qué. Nuestra protagonista, contra todas las normas sociales, le invita a quedarse en su casa.
Por otra parte, una joven ucraniana acaba de llegar a Gran Bretaña, recién casada con un hombre del que se ha enamorado sin apenas conocerle. A los diez días, su marido no aparece después de trabajar. No conoce a nadie, y la policía no presta mucha atención a la desaparición de un hombre adulto.
Y por último, el relato de unos sucesos de agosto de 1993 en el que se ven envueltos unos adolescentes y que, obviamente, son la explicación para ambas historias. Y que cierra el círculo de una manera magistral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario