Libro autobiográfico que nos narra las aventuras y desventuras de un joven delincuente juvenil desde los once a los quince años. Toda la lástima y la empatía que sentí al inicio de la novela, compadeciendo al pobre Alex, abandonado por su madre y viviendo en centros de acogida, internados y similares, debido a la desastrosa situación económica de su padre, ha ido desapareciendo a medida que el relato avanzaba.
Es evidente la carencia afectiva de este niño de once años, pero también es cierto que, aun intentando comportarse correctamente, tiene un fondo muy violento, que le hace saltar a la mínima y complicarse la vida.
El libro me ha enganchado, incluso sintiendo una gran repulsión por la vida tal y como la cuenta el protagonista.
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