La autora de la saga de La
asistenta vuelve a sorprendernos con una historia aparentemente normal.
Siempre que se considere normal, por supuesto, varias cosas: que a una niña le
hagan la vida imposible en el instituto. Y no estoy hablando de cosas leves,
sino de un acoso escolar en toda regla, y nadie intervenga aun siendo
conscientes los adultos de que las cosas no marchan.
La niña acosada es fácil que
caiga en brazos de un depredador sexual, que de hecho es su profesor de
literatura, egocéntrico y narcisista. Y su esposa es a su vez la profesora de
matemáticas del instituto, neurótica y compradora compulsiva de zapatos. El
problema llegará cuando esta última se entere de la relación casi ilegal entre
su marido y la alumna. Y digo “casi” porque la chiquilla tiene dieciséis años y
por tanto edad para consentir.
A partir de ahí, crímenes,
traiciones y sorprendentes giros de guion que sorprenden, como siempre consigue
la autora.

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