Un empleado de una
central nuclear en un pueblo perdido de Guadalajara es hallado muerto en un
motel en una posición degradante. Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro, dos
guardias civiles encargados de investigar homicidios, se encargarán del caso.
Las pesquisas
iniciales indican que Trinidad Soler, el fallecido, murió por causas naturales
debido a un exceso de alcohol y diversas sustancias, en compañía de “una rusa
de metro ochenta”. Nada parece indicar lo contrario, por lo que el caso se
cierra considerándolo accidente.
Pero unos meses
después aparece un cadáver en una carretera perdida de Palencia,
correspondiente a una mujer de las características de la acompañante del
fallecido en Guadalajara. Bevilacqua y Chamorro intuyen que habrá conexión y la
pista se reaviva. Investigando los negocios paralelos del muerto, relacionados
con las inmobiliarias y las concesiones de basuras, llegarán a una compleja
trama vinculada con periódicos, prostitución y corrupción en los juzgados.
La segunda entrega
de Bevilacqua y Chamorro es una excelente novela de crimen e investigación que
fue galardonada merecidamente con el
Premio Nadal 2000.
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