No tenía ni idea del
argumento de este libro cuando lo comencé. Clara Sánchez era casi una
desconocida para mí, al margen de su premio Nadal 2010 Lo que esconde tu nombre, que leí hace poco. Pero este libro
engancha desde el principio, pues se va descubriendo una tragedia detrás de los
sentimientos de una madre.
Verónica es una de
las protagonistas. Se ha acostumbrado a crecer viendo a su madre al borde de la
depresión, que ella intuye tiene que ver con la fotografía que descubrió entre
los papeles familiares cuando tenía diez años, la fotografía de una tal Laura,
que ella no conoce. Cuando su madre cae enferma del corazón, empieza a indagar
y a buscar a Laura, tal y como su madre hizo en el pasado.
Laura, la otra
protagonista de la novela, es una muchacha adinerada que ha vivido entre su manipuladora
abuela y su inconsciente madre. Su vida es muy sencilla, aburrida y sobre todo,
controlada en todo momento por esta abuela que considera a Laura de su
propiedad. Y no es para menos: según se van desarrollando los hechos,
comprendemos que Laura es una niña robada y comprada al nacer. Y que la
depresión de la madre de Verónica es algo natural en una madre que comprende
que algo fue extraño en la presunta muerte de su bebé recién nacida.
Un tema de rabiosa
actualidad, donde salen a la luz los sentimientos de todas las partes
afectadas: la madre a la que robaron una niña; la niña robada que no puede
querer a su familia biológica; la hermana que investiga y hace que los hechos
se desencanten; el hermano y el padre un poco al margen pero dispuestos a
aceptar; la madre y la abuela egoístas. Y por supuesto, todos los que hicieron
posible semejante fraude: médicos, enfermeras, psiquiatras, matronas y
colaboradores necesarios para tramar estos robos que afectaron a tantas
familias.
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