Una anciana que
igual se dedica a adivinar el futuro que a prestar dinero con usura es
asesinada. El comisario Ricciardi, junto con su ayudante Maione, deberán
descubrir al asesino. Entre los posibles sospechosos, todos los que le
visitaron en su último día, incluida una bella dama de la alta sociedad que
consultaba sobre su relación con su amante.
Por otra parte, una
bellísima mujer ha sido desfigurada por una herida en la cara. Herida que le
hará perder su belleza y le dará una tranquilidad que necesita con urgencia.
El comisario sigue
viendo muertos que le hablan en sus últimos momentos. Además, la joven a la que
mira por la ventana y de la que está secretamente enamorado es cliente de la
vieja prestamista, y aparece en medio de la investigación. Esto dará al traste
con su habitual estoicismo, cosa que, por supuesto, no le impedirá finalmente
dar con el culpable.
Una primavera que se
respira en un Nápoles de entreguerras.
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