Esta tercera novela
protagonizada por el comisario Knutas, su compañera Karin, teniendo como
personaje siempre presente al periodista Johan y su historia de amor con la
indecisa Emma, comienza con algo que no parece ser un crimen contra las
personas, aunque sí contra los animales. Un caballo aparece muerto, y su cabeza
ha desaparecido en una granja de la isla de Gotland. En la policía, nadie
entiende el significado de esto.
Unos días más tarde
desparece una estudiante de arqueología que se encuentra excavando un poblado
vikingo. Su cuerpo mutilado aparece unos días más tarde. La investigación no
avanza, y mientras tanto aparece una cabeza de caballo, pero no la que
buscaban. Un muerto, y otro más. Todas las muertes parecen seguir un ritual
extraño, y habrá que investigar en las antiguas religiones para hallar una
respuesta… Respuesta que llega en medio de una ceremonia a la que llegan por un
lado, el comisario y su ayudante y, por otro, el periodista. Un grave peligro
se cierne sobre ellos.
Estoy enganchada a
esta isla, a este comisario y a los crímenes que aquí suceden.
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