Una historia de Mary Higgins Clark un poco diferente a lo que nos
tiene habituados a sus lectores. En esta ocasión, es Alvirah Meeham, una
habitual en algunos de sus relatos, quien deshace la trama.
Dos hechos se ven relacionados: por un lado, hace siete años, una
joven de dieciocho años dio a luz y abandonó a su hija en la puerta de una
iglesia. Por azares del destino, en ese momento se estaba produciendo un robo
dentro de la iglesia, y el ladrón huyó con el carrito del bebé, decidiendo
hacerse cargo de la pequeña para garantizarse un hogar en casa de su anciana tía.
Siete años después, la pequeña Stellina asiste por las tardes a un
hogar regentado por monjas que están a punto de ser desahuciadas, colaborando
con ellas Alvirah, detective aficionada. Cuando parece que han heredado una
gran casa para continuar con la labor, aparecen unos estafadores para hacerse
con ella. Coinciden estos hechos con la vuelta a la ciudad de la joven que
abandonó a su hija, y todos se mezclarán para que finalmente Alvirah resuelva
ambos casos a la vez.
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