Empecé esta novela sin tener la más remota idea sobre el asunto
que trataba. Tuve que leer muchas páginas para entender cuál era el argumento,
y me alegro de ello.
La historia parece en principio la historia de un duelo, pues la
mejor amiga de Gina, la protagonista, muere en un accidente de tráfico. Gina se
dirige a Barcelona, y comienza a hablar con todas las personas que estuvieron relacionadas
con ella, pues los últimos años Gina estuvo instalada en EEUU y la relación fue
sobre todo por mensajes.
Cuando empieza a entrar en la vida de Laura, su amiga, comprende
que la fachada de felicidad y buena vida que parecía llevar no era tal. En su
profesión como arquitecta había permitido que su socio y amigo llevara las
riendas, mostrándose cada vez más apática. En su relación con su hermana y con
su madre había serios problemas, y la relación al parecer idílica con su marido
Básil no era tampoco un camino de rosas.
Gina va avanzando a través de la agenda de su amiga y
comprendiendo todos los sentimientos y duda que ella experimentó durante sus últimos
meses hasta comprender, finalmente, que las realidades pueden verse a través de
espejos y, por qué no, a veces como espejismos.
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