Novela que me llamó la atención por el título, que hace referencia
al malvado ser que se escondía dentro del pacífico Doctor Jekyll, que cometía
tropelías amparado por la noche, y acabó tomando posesión de todo lo que el
doctor era y tenía.
Escondido dentro de un supuesto experimento destinado a fomentar
el hábito de la lectura entre los jóvenes de un instituto se halla el peor de
los instintos, el de la agresividad, fomentado bajo publicidad subliminal.
Alguien ha decidido experimentar y jugar con estos adolescentes, con el fin de
promover una ira y unos impulsos asesinos que pueden acabar (o no) con todos
ellos.
Por otra parte, se ha cometido un asesinato para el cual no parece
hacer sospechoso ni móvil. El inspector encargado del caso va ahondando en el
asunto hasta que finalmente lo relaciona con el instituto del que han partido
los jóvenes para participar en el experimento. ¿Será quizá demasiado tarde para
salvarlos?
Una novela juvenil con una buena trama y que te mantiene atenta
hasta el final, jugando con la estrategia de ¿quién será el malo? Y haciendo
reflexionar sobre cuánto de verdad hay en la publicidad subliminal y los
impulsos que genera.
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