sábado, 13 de mayo de 2017

Mi corazón que baila con espigas


Hay veces que una novela no te llega, que te aburre y que dices: a ver si acaba de una vez. Eso me ha ocurrido con esta, finalista del Premio Planeta 1997. No la dejé pues cuando la empecé (en medio de un examen con mis alumnos) no tenía otra cosa que hacer, llegué casi a la mitad y ya decidí terminar el trabajo.

Fidela es una mujer normal, aburrida de la vida y aburrida de sí misma. Tiene un hijo adolescente con el que tiene los problemas habituales de un hijo adolescente, una hermana recién separada, una amiga de toda la vida, un marido con el que no se entiende hace muchos años y un amante. Con todos esos ingredientes podría haber salido un buen relato, no lo dudo, pero la autora sólo consiguió aburrirme… Excesivamente intimista, ninguna simpatía ha despertado en mí ni la protagonista ni el resto de los personajes. Una novela que ha pasado por mi vida lectora sin pena ni gloria. Y que me hace pensar en los jurados de los premios, si tienen el mismo gusto que yo.

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