Aunque he leído alguna de las novelas de Javier Cercas, no había
caído en mis manos hasta ahora este relato que le hizo ser reconocido en un
escritor de prestigio. Me alegro de haber pasado los últimos días sumergida en
los últimos días de Sánchez Mazas, falangista de renombre, poeta y escritor,
amigo de José Antonio Primo de Rivera y muchas otras cosas. Ya sabía parte de
su papel en la historia de la España del siglo XX, sobre todo en la época de la
posguerra, pero esta novela me lo ha hecho sentir más cercano y conocido.
La historia está narrada desde el primer momento en el que Cercas
oye hablar del asunto que aquí se tratará: el fusilamiento fallido del
falangista en los últimos días de enero del 36. Sánchez Mazas, tras permanecer
oculto y preso durante toda la Guerra Civil, es trasladado al Collell, cerca de
la frontera con Francia. Allí, junto con otros presos, es fusilado, pero escapa
en medio del bosque y es “perdonado” por uno de los soldados republicanos, que
le vio y le dejó escapar.
Tras este milagroso resurgir, vaga por los bosques de los
alrededores y es ayudado por varias personas, quienes serán recordadas por él y
por sus hijos durante décadas. Cuando la historia llega a oídos de Javier
Cercas, la mayoría de los protagonistas ya han fallecido, pero una ardua labor
de investigación le llevará, incluso, hasta el soldado que se apiadó y le dejó
escapar. Lo que hay de ficción y lo que hay de realidad, en verdad no importa.
Importa que así pudo ser, ¿o quizá así fue?
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