Acabé con la quinta entrega de Poniente y los Siete Reinos. Era
quizá la parte de la historia que menos recordaba de cuando la leí hace cuatro
años, de hecho había pasajes que me han resultado casi novedosos.
La historia se centra en sus dos tercios iniciales
(aproximadamente) en los personajes que dejó de lado la entrega anterior, para
a continuación retomar la trama y acompañar a todos los personajes durante sus
andanzas. Volveremos a ver a Tyrion Lannister, en las Ciudades Libres, siendo
protegido por amigos y mercenarios pero también esclavizado. Retomaremos a
nuestra querida reina Daenerys, quien
tiene verdaderos problemas para acabar con la esclavitud en Mereen, su ciudad
liberada, donde se esconden enemigos a cada paso. Veremos también las
dificultades que tiene Jon Nieve, flamante lord comandante de la Guardia de la
Noche, para proteger los Siete Reinos ante la amenaza de los Caminante Blancos.
Deberá aliarse con los salvajes, cosa que no le perdonarán muchos de sus
hermanos, con unas consecuencias inimaginables. Y, ¿qué decir de ese joven por
el que nunca tuvimos mucha simpatía, Theon Greyjoy, convertido en un despojo
humano? Al menos podemos compadecerle…
Las tramas contra el reinado del rey niño Tommen llegan de
cualquier lugar y los aspirantes al trono se multiplican. Ya no es sólo
Stannis, sino que cruzando el Mar Angosto hay pretendientes a la mano de Daenerys
y al Trono de Hierro, que llegan desde Dorne e incluso “resucitando” de entre
los muertos. Y los Lannister ya no son fuertes, pues Twyn murió, Cersei ha caído
en desgracia y Jaime… Jaime sigue buscando a las Stark en compañía de Brienne
de Tarth.
¿Cuánto tardará en aparecer el sexto libro de la saga? Esa es la
pregunta. Con tantos personajes, si ocurre dentro de unos años, tendré que
volver a releer…
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