Roz es una joven madre separada
con infinitos problemas económicos. Trabaja muchas horas al día, no consigue
llegar nunca a todo, tiene la sensación de abandonar a su hijo George… Su ex
marido no le pasa la pensión alimenticia ni asume sus responsabilidades en las
deudas que contrajeron juntos. Cuando le llega la carta de desahucio con un
aviso de dos semanas por no pagar el alquiler, el mundo se le viene encima…
Pero, casi coincidiendo con la
carta, también recibe una oferta de un conocido que de primeras rechazará
tajantemente: sexo a cambio de dinero. Mucho dinero. Tanto dinero que le
permitiría reconducir su economía en pocas “sesiones”. Además, es sexo con
alguien que no le resulta repulsivo. La decisión que Roz toma acabará teniendo
unas consecuencias imprevistas, pues las historias son difíciles de cortar
cuando uno quiere y otro no.
Excelentemente narrada, no podemos
evitar sentir empatía con esta joven acorralada que se ve obligada a tomar decisiones
que le complican la vida más que resolverla. Una joven normal a la que empiezan
a sucederle cosas extrañas y más extrañas, hasta el punto de acabar mezclada en
un crimen.