La saga de Camilla Läckberg, que
transcurre en Fjällbacka (Suecia), me encanta. Y en esta ocasión, la entrega no me ha decepcionado.
Todo comienza con la desaparición
de Nea, una niña de cuatro años, con unos padres normales y corrientes, sin
problemas con nadie. Su cuerpo aparece en el mismo lugar en el que, treinta
años atrás, apareció también el cuerpo sin vida de la pequeña Stella. Por aquel
crimen fueron declaradas culpables dos niñas de trece años que primero
confesaron y luego se retractaron, Helen y Marie, cuya vida y la de sus
familias cambió radicalmente por estos hechos.
Helen sigue viviendo en la zona y
Marie ha vuelto por razones de trabajo. Marie tiene una hija, Helen tiene un
hijo, que se hacen amigos. La vida de Helen no es fácil, casada con un
maltratador mucho mayor que ella. Cuando de repente Nea muere, todas las
habladurías vuelven a empezar.
Por otra parte, los protagonistas
de toda la saga, Patrick y Erica, siguen criando a sus hijos. Erica está escribiendo
un libro sobre la muerte de la pequeña Stella, y colaborará en la investigación.
En la trama se incluyen dos
asuntos de absoluta actualidad. Por un lado, los refugiados sirios que se han
instalado en la zona; por otra parte, jugando un desgraciado papel, el acoso
escolar. Para conjugar todos estos matices, Camilla Läckberg teje una serie de
acontecimientos que acabarán, como siempre, con un final redondo.
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