Harry Hole intentó hace cuatro semanas, tras muchos meses de
investigación, explicar a sus superiores sus sospechas con respecto a un
compañero de trabajo que él está convencido, está detrás del asesinato de su
compañera Ellen, hace ya tres años. Pero todo ha salido mal, y Harry Hole ha
caído de nuevo en su eterno problema: la bebida. Lleva varias semanas bebiendo
y sin ir al trabajo, hasta que, en plenas vacaciones en un verano caluroso e
infernal (para los noruegos, aquí en Córdoba querría yo verles), es despedido.
Pero su despido no tendrá efecto hasta unos días después, y la
falta de efectivos le llevará de nuevo a ocuparse de un caso. Con su intuición
característica logrará enlazar tres crímenes con un posible sospechoso. Ahora bien,
el sospechoso no le convence como culpable, y a la vez que trata de esclarecer
la verdad, intentará desenmascarar a su compañero, delincuente e infiltrado sabiamente
en la policía y en lo más alto.
Harry Hole lo hará como siempre, bien, mientras trata de salir
adelante y mantenerse sobrio durante la investigación, además de reconquistar a
Rakel, su novia y madre de Oleg, quien tendrá un papel en la historia.
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