sábado, 6 de julio de 2019

Fantasma



Harry Hole vuelve a Oslo tras pasar unos años en Hong Kong, después de la última novela donde estuvo a punto de morir y quedó desfigurado. Vuelve porque le han comunicado que el hijo de Rakel, al que siempre quiso casi como si fuera su padre, ha sido acusado de asesinato. Cuando llega a Oslo comprueba que las pruebas son contundentes y que será muy difícil sembrar una duda sobre la autoría del crimen.
Pero Harry no se rinde, y ante la desesperación de Rakel comenzará a investigar, descubriendo que Oleg había conducido su vida por un rumbo bastante siniestro, convirtiéndose en un drogadicto dependiente de una nueva droga, el violín. Droga de síntesis made in Noruega, y por ahí será donde Harry Hole comience a investigar, en los círculos relacionados con el tráfico de drogas. Pero es obvio que hay conexiones con la política de alto nivel, y también que alguien está interesado en que Oleg desaparezca y, si es posible, que Harry también.
La novela dará inesperados giros cuando ya parece totalmente solucionado el caso, y finalizará dejando un mal sabor de boca que espero quitarme con la próxima entrega de Harry Hole.

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