En la novena entrega de Harry Hole, Fantasma, nuestro estimado policía
finalizó el relato recibiendo algunos disparos por parte de su hijo adoptivo,
Oleg Fauke. Oleg ha sufrido mucho, y ha convertido su rebeldía en una transformado
en un delincuente que además, tiene acceso a un arma.
Por suerte, Harry Hole se ha recuperado, cosa
que no sabemos hasta bien entrada esta décima novela. Y ha dejado la policía,
convirtiéndose en un miembro más del profesorado de la Escuela de Policía. Pero
en esta ocasión, se verá casi obligado a ayudar a sus colegas de profesión
cuando le pidan ayuda para detener a un asesino de policías, que escoge a sus
víctimas y las lleva a una antigua escena de crimen no resuelto, donde las
asesina de la misma manera.
Investigando y conectando datos, con la ayuda
de Katrine Bratt, su amiga y colega un tanto inestable de Bergen, comprenderán
que el culpable debe ser un policía. La búsqueda entre sus compañeros de
profesión tendrá diversos giros, y mientras tanto el asesino sigue matando, a
veces tan cerca que hace muchísimo daño…
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