Tras una temporada, he vuelto a Jussi Alder Olsen
y su Departamento Q. En esta ocasión, todo comienza con un niño, Marcus, que
forma parte de lo que él llama “el clan”. Este clan se dedica a pequeños hurtos
y mendicidad en las calles de Copenhague. Tras una disputa, Marcus escapa y
acaba descubriendo el cadáver de un hombre n las inmediaciones de la casa donde
se aloja el clan.
El jefe del clan es un hombre malvado y comprende
que, tras haber visto Marcus el cadáver enterrado, debe acabar con él. Marcus
quiere hacerse un hueco en la Dinamarca formal, por lo que lee y escribe, y
quiere aprender cosas. Y comprende que su situación no es la más adecuada para
ir a la policía, pues es un inmigrante ilegal.
Por simple azar, cuando Marcus trata de avisar a
alguien, el Departamento Q se ve envuelto en el asunto. Carl Morck adivina
parte de la historia, y tirando de los hilos llega hasta una gran conspiración
para estafar dinero del que el gobierno destina a Ayuda al Desarrollo. Entorno
en el que se movía el hombre asesinado.
Una nueva entrega del Departamento Q, que no
desmerece en absoluto de las anteriores.
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