De Lorenzo Silva he leído mucho, mucho. Casi
todo, novela negra (Bevilacqua y Chamorro son mis ídolos). En esta ocasión,
Silva cambia de estilo para deleitar con una novela de amor repleta de música.
Mónica es una joven a punto de cumplir los
treinta. No tiene una vida divertida ni especialmente creativa, su trabajo no la
satisface y su vida amorosa es casi inexistente. Es una joven como tantas, y en
una noche de copas conoce casualmente a Ramón, quizá mayor para ella (cuarenta
y cinco años) pero que la atrae.
La historia comienza y es totalmente creíble. Desde
la primera cita en el Retiro hasta cada una de las canciones con las que avanza
el idilio. Pero las historias de amor de libro no suelen ser hermosas y con
final feliz, y si lo fueran a lo mejor no tendrían una buena novela que las
narrara.
Ramón tiene que irse por asuntos laborales, y la
historia continúa mientras van enamorándose a pesar de la distancia. La música
les acompaña en todo momento, y las conversaciones por Skype se ven amenizadas
por canciones no siempre de amor. Sospechamos casi desde el principio que el
drama aparecerá. Y cuando aparece, no podemos más que compadecernos de Mónica y
alegrarnos con ella por haber vivido algo maravilloso.
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