He vuelto a Lorenzo Silva sin saber de qué iba
este libro, sin haber oído una recomendación. Y no me he equivocado.
Es una historia antigua. Y por antigua me refiero
a que tiene ochenta años. Aunque todo venga envuelto en una historia actual, de
un joven aprendiz de escritor que no tiene una buena historia que contar, y
cuyo maestro de escritura le va guiando.
Los dos Lázaros (pues se llaman igual) asisten al
funeral de un integrante de la División Azul. Esto da pie a una serie de
visitas a lugares que Jorge, el anciano fallecido, recorrió en su periplo por
una Europa en guerra hasta finalizar defendiendo el Berlín que rusos y
americanos estaban a punto de tomar en la primavera de 1941.
En el mientras tanto, aprendemos a comprender a
un falangista cuya vida el joven Lázaro trata de no enjuiciar, sino simplemente
verla desde la barrera. Y aprende que en toda guerra siempre hay niños muy jóvenes
que aprenden a matar. Niños feroces.
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