miércoles, 12 de octubre de 2016

It


Leí hace muchos, muchos años, esta fantasía de King. Yo era una niña o quizá una adolescente. En una feria del Libro Antiguo lo compré, usado, y ahí quedó, en una estantería. Hace unos días lo cogí, tras haberlo leído uno de mis hijos, y he estado una semana dentro de ese mágico e infernal mundo.
Stephen King idea un pueblo, Derry, donde habita el mal. Habita en forma de ser inmundo que se alimenta de niños, y es capaz de adoptar la forma de un payaso para atraerlos. Vive allí desde el principio de los tiempos, desde mucho antes de que Derry fuera habitado por primera vez, y cada veintisiete años aproximadamente despierta de su letargo, mata a unos cuantos niños, provoca una catástrofe en forma de asesinatos y vuelve a dormir. Es capaz de convertirse en el peor monstruo para cada uno de los que lo ven, en su peor pesadilla, y de introducirse en su mente haciéndoles cometer los peores actos que imaginarse puedan.
Durante el verano de 1958, un grupo de seis niños y una niña, autodenominados Los Perdedores, comienzan a tener una idea de lo que habita de en Derry, y comienzan a llamarlo It (eso). Hay que ser niño para no enloquecer con la idea, y hay que ser niño para imaginar siquiera la forma de enfrentarse a él. O a ella. Clamando venganza, pues el monstruo asesinó al hermano pequeño del líder de la pandilla, todos ellos se introducen en las cloacas de Derry con el fin de matarlo. Parece que lo consiguen.
Veintisiete años después, la pandilla de los siete está dispersa por Estados Unidos. Cuando It comienza a matar de nuevo, el único niño que permaneció en Derry, Mike, les llama para recordarles el juramento que hicieron: que si It volvía, ellos volverían y lo rematarían.
El relato va saltando de una época a otra, los monstruos de cada uno aparecen y desaparecen, a veces reales y a veces imaginados, hasta terminar en dos escenas alternas (en 1958, en 1985) con el grupo de amigos luchando con la única ayuda de su imaginación infantil.

Una de las novelas de Stephen King que me impactó en su día (incluso hasta el punto de mirar bajo la cama antes de acostarme) y que hoy, muchísimos años después, puedo describir como una maravilla de la literatura de terror.

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