Acabo de devorar esta novela en apenas veinticuatro horas.
Trescientas páginas después de haber empezado, aún no sé a qué carta quedarme
con Lucrecia, una joven inteligentísima, con síndrome de Tourette. Este síndrome
le provoca tics continuos y coprolalia (palabras obscenas), por lo que la joven
es lo que comúnmente se llama “un bicho raro”. Ahora bien, eso no le impide
escribir novelas que se venden muy bien, aunque eso sí, con seudónimo y sin entrevistas.
En su
editorial, la estrella es Dana Green, quien realmente no es brillante, ni
siquiera es escritora. Es simplemente una mujer que comenzó a chantajear al
jefe, quien le proporciona “negros” para que escriban sus novelas. Cuando Dana
muere de una manera horrible, devorada por las ratas, el inspector Gerard se
hace cargo de la investigación y, aunque es apartado del caso, no dejará de
investigar y descubrirá finalmente al asesino. Aunque a un precio
verdaderamente muy alto… Y siempre con la duda del papel que Lucrecia haya
podido jugar en toda la trama.
Eso sí, si te dan asco las ratas mejor te lo puedes ahorrar. O saltarte los pasajes.
Eso sí, si te dan asco las ratas mejor te lo puedes ahorrar. O saltarte los pasajes.
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