La autora de El silencio de
la ciudad blanca vuelve a Vitoria para alterar nuestro ritmo cotidiano. Al igual
que en su primera novela, las razones de lo que comienza con un asesinato al
parecer ritual, van a remontarse a muchos años atrás.
La cuadrilla del Kraken
tiene un papel esencial en la historia, incluido un verano del año 1992,
durante un campamento en Cantabria. Verano en el cual todos ellos perdieron la inocencia
en manos de una extraña joven autodenominada Annabel Lee, que sembró discordia
entre ellos. Allí también estaba una preadolescente, hija del director del
campamento, que requería atención, una atención que cuatro adolescentes
repletos de hormonas eran incapaces de darle.
Muchos años después, el asesinato de Annabel Lee da paso al de
Jota, un amigo de la cuadrilla, y todo parece indicar que está relacionado con
la posibilidad de ser padre o madre de los integrantes de aquel campamento. Y
el Kraken está a punto de ser padre…
o eso parece.
Trepidante como su predecesora, Los ritos del agua tiene la capacidad de enganchar desde el minuto
uno. A lo mejor, es que mi querido policía alavés tiene esa facultad…
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