Hace un par de años leí toda la serie de la inspectora Petra
Delicado y desde entonces es un personaje de la literatura actual que me gusta
mucho. Una mujer madura, fuerte e independiente, que ha ido creciendo y
cambiando a lo largo de las distintas entregas (vamos ya por la undécima).
Siempre en colaboración con su subalterno Fermín, la inspectora
Petra Delicado se ve inmersa en esta ocasión en una serie de asesinatos que
suceden en las calles de Barcelona. Las muertas son siempre mujeres solitarias
de las que es difícil conocer su vida, pues no tienen familia ni amigos. Les
acompañará en la investigación un inspector de los Mossos d’Esquadra que tomará
el mando, y les acompañará también en esos pequeños escarceos gastronómicos y
etílicos a los que los protagonistas nos tienen acostumbrados.
El caso se va haciendo más y más farragoso, pues el principal
sospechoso no confiesa y, para horror de los que investigan, un nuevo asesinato
se produce mientras está bajo custodia. No cejarán hasta dar con la solución,
solución que a veces deja un regusto muy desagradable…
Un libro entretenido en el que encontramos a una Petra Delicado
tan humana y tan profesional como siempre.