El estilo de Mary Higgins Clark, la “reina
del suspense” como es denominada en múltiples ocasiones, me gusta. No estamos
hablando de novelas magistrales ni de maravillas, pero siempre son entretenidas
y paso un buen rato con ellas.
El argumento es parecido al habitual:
normalmente una mujer joven, profesional y guapa se ve metida en una situación
que la acaba llevando a un peligro inminente del cual se salva in extremis. Hay
varios pretendientes, y uno de ellos es el criminal mientras que otro forma
parte del equipo de salvamento.
En esta ocasión, una joven Emily Graham, abogada
de prestigio, se lanza a investigar las desapariciones acaecidas a finales del
siglo XIX en una pequeña población costera de Nueva Jersey, siendo la primera
de ellas la de una joven de su familia. Pero otras dos jóvenes han desaparecido
en el mismo lugar en los últimos años, y está claro que alguien está reviviendo
los hechos del pasado… Cuando aparecen los restos de dos jóvenes, unos de la
actualidad y otros de hace cien años, las especulaciones están a la orden del día.
Emily quiere saber qué ocurrió, y cada vez se va acercando más a la verdad, una
verdad muy peligrosa para ella pues el culpable se sentirá amenazado.
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