El título de esta novela de Pere Cervantes
hace referencia a la acromatopsia, enfermedad que puede ser de nacimiento o
bien por enfermedad o accidente, y que consiste en ver la vida en blanco y
negro, con tonalidades de grises. Muy triste me parece esta dolencia, no poder
ver ya jamás el azul del cielo, el color de las apetecibles comidas ni
cualquier otro matiz de la vida en general.
Pero claro, el protagonista de la historia,
Coque, sufre esta enfermedad desde que recibió un golpe en la cabeza. Como
integrante de la policía de Barcelona, encargado de Desaparecidos, lleva una
temporada muy mala: su compañero forma parte de los desaparecidos pero no le
permiten investigarlo; su hijo pequeño murió en un accidente; su mujer (o
exmujer) ha tratado de suicidarse varias veces; para colmo de males, su hija de
doce años no quiere tener ningún trato con él. Su vida transcurre anodinamente,
hasta que conoce y empieza a tratar con una cardióloga que ha visto cómo un
hombre en muerte cerebral ha vuelto relatando extrañas cosas sobre sus minutos
de estar fuera de este mundo.
Esta novela no trata únicamente sobre la
desaparición de un policía, ni sobre los crímenes sexuales en Barcelona, ni
siquiera sobre la vida de un desgraciado policía. Va aún más allá: ¿qué sucede
cuando morimos? ¿Hay vida más allá de la muerte?
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