lunes, 28 de octubre de 2019

Celda 211



Vi esta película, que me impactó, hace muchos años. Luis Tosar en el papel de Malamadre, lo borda, incluso más que Alberto Ammann, quien le acompaña en el otro papel protagonista.
Pero vayamos con el libro. Contado desde tres perspectivas diferentes: Juan Oliver, funcionario de prisiones que en su primer día de trabajo se ve dentro de un motín en la cárcel donde se incorpora, haciéndose pasar por preso para sobrevivir. Por otro lado, Malamadre, el que manda en la prisión, que en principio aceptará a Juan Oliver (Calzones le apodarán) y confiará en él, para luego empezar a competir: dos gallos en el mismo corral. Y por último, uno de los funcionarios que están fuera, que apenas conoce a Juan pero le ha parecido un buen chico y lo apoya desde la distancia, contando la situación tal y como se va desarrollando.
Pero la historia tiene varios puntos de vista, y el motín va complicándose cada vez más. Por un lado, hay tres presos etarras vascos que se convierten en rehenes, y el gobierno tiene que protegerlos a toda costa. Pero las familias de los presos se enteran de que algo está ocurriendo dentro y se agolpan en los alrededores de la prisión, con la mala suerte de que la esposa de Juan, Elena, es golpeada y muere.
Juan no soportará la muerte de su esposa, de la que se entera dentro de la prisión, y a partir de ahí habrá un cambio en su carácter. Ya todo le da igual, solo quiere vengarse y por fin, se ha convertido en un asesino más.

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