Para mí, la vida política en Colombia es absolutamente desconocida. He de decir que lo único que sé es que hay narcotráfico y muchísimos crímenes. Esta novela me ha abierto los ojos a una vida en Colombia totalmente normal: una familia con hijos, hijas, alegrías, noviazgos, bodas y algún desgraciado funeral.
Héctor Abad Faciolince nos adentra en la vida
de su familia y hace un retrato muy personal y emotivo de la vida y muerte de
su padre, Héctor Abad Gómez, personaje para mí totalmente nuevo, médico de
Medellín, activista primero por la salud pública (higiene, salubridad de las
aguas, vaucnación…) y después, por extensión, por los derechos humanos.
Derechos que no se respetaron cuando se decidió su asesinato, y se produjo su ejecución.
Esta novela es un retrato de un hombre bueno,
un hombre que amó a su familia y a sus semejantes, y que cuando murió, en plena
madurez, estaba preparado para morir (su asesinato pendía sobre su cabeza desde
hacía tiempo) pero que quería seguir luchado por sus semejantes y disfrutando
de la vida.
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