Retrato de la vida de una
adolescente, luego adulta joven, en las afueras de Barcelona. De origen marroquí,
en su día a día está muy marcado lo que puede y lo que no puede hacer una mujer
decente: puede limpiar, no puede estudiar una carrera; puede cocinar, no puede
trabajar fuera de casa; puede quedarse en casa, no puede dejar su cabello
descubierto… Y así, muchas otras prohibiciones y normas que hacen de su día a
día un pequeño infierno de preocupaciones y miedos, pues sabe que, de ser
sorprendida en una pequeña transgresión, su padre le prohibirá ir al instituto.
Cosa que ahora le permite únicamente porque su comportamiento es ejemplar.
Consigue ir a Barcelona y
matricularse en la Universidad, pero no bajo la tutela de su padre, quien jamás
lo hubiera permitido. Es ya casada, con apenas dieciocho años, cuando podrá
hacerlo, siempre con el visto bueno de su esposo. Joven este que considera que
sus costumbres son antiguas, que deben ser cambiadas, y que su esposa debe
estudiar, trabajar y hacer las mismas cosas que las mujeres occidentales. Pero
todo cambiará cuando sean padres, y él comience a pensar en perpetuar los roles
que tradicionalmente han existido en su cultura. Solo la amistad de otra joven,
con los mismos problemas que ella, conseguirá aportarle un poco de luz en estas
vivencias.
Relato que me ha
enganchado completamente, y que da una visión que yo desconocía de la vida de
las jóvenes musulmanas en nuestro país.