Relato breve que unas
pocas páginas logra meternos en la mente de un asesino. Un hombre de origen
humilde, que ocupa un puesto de responsabilidad y confianza en una gran empresa
y que mantiene una estrecha amistad con el dueño de la misma, acaba teniendo
una aventura con su hija adolescente. Cuando comprende que va a ser
descubierto, acaba con la vida de la joven. Nadie sospecha de él, tras una
temporada de preocupación comprende que ha cometido el crimen perfecto, pues ha
salido indemne. ¿Pero es eso cierto?
Mikel Santiago consigue de
nuevo engancharnos a la historia y no poder parar de leer hasta que sabemos el
final.
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