Trisha va de excursión con su
madre y su hermano quienes, enzarzados en una discusión, no reparan en que la
pequeña de nueve años ha salido un momento del camino para orinar. Valiente e inconscientemente,
decide atajar para alcanzarles y todo empezará a torcerse.
Desorientada, toma la peor de las
decisiones: caminar. Si hubiera permanecido quieta, todo se habría reducido a
un susto de algunas horas. Pero Trisha es valiente, tiene algunas provisiones,
agua y, sobre todo, tiene su radio. Sorprendentemente llega la noche. Y un día
más. Y un día más.
Trisha está perdida en el bosque y
es capaz de sobrevivir durante varios días comiendo lo que encuentra, básicamente
bayas y nueces. Su compañía es el jugador de béisbol Tom Gordon, su ídolo,
quien, a través de la radio y más tarde a través de sus delirios de niña
enferma, caminará con ella y conseguirá que no se rinda.
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