Esta primera novela de uno de mis
autores favoritos, Lorenzo Silva (Bevilacqua y Chamorro me han dado verdaderos
ratos de satisfacción), deja entrever lo que será un magnífico escritor de
novela policíaca.
Juan vive en un balneario,
cuidando ancianos y enfermos, alejado de toda vida social desde que hace diez
años rompió con su amigo y socio Pablo. La causa de esta ruptura se nos irá
desvelando a lo largo de la novela y se trata de algo relacionado con la mujer
de éste último, Claudia. Pablo ha muerto hace un año atrás y cierto día,
Claudia acude a Juan para pedirle ayuda en algo relacionado con los últimos
asuntos que le llevaron a su extraña muerte.
La verdad irá desvelándose a lo
largo del relato, retratando una conciencia (la de Juan) sumida en el dolor, la
culpa y la vergüenza. Las muertes se suceden, comenzando con la de la malvada y
manipuladora Claudia, pero Juan no deja de buscar una salida.
Aunque los diálogos son a veces
farragosos de leer, la trama está perfectamente urdida y perfectamente acabada.
Echo de menos haberle cogido un poquito más de cariño a alguno de los
personajes, pero no todos pueden ser Bevilacqua…
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