Tres pobres desgraciados coinciden en un bar una noche de
tormenta. Por un lado, un ejecutivo de éxito que conoció estar en la cumbre y
se hundió miserablemente cuando su mujer y su hija murieron en un accidente de
tráfico; por otro lado, una niña bien que se equivocó enamorándose y terminó
ejerciendo la prostitución; por último, un marginado social, obeso, huérfano y
cuya esposa y cuñado se han aprovechado de él.
Tras entablar conversación, dirigidos por el barman (un barman un
tanto peculiar), tienen la sensación de que su vida ha cambiado. De que todo
tiene un mayor sentido, y de que tienen que vengarse de los culpables de sus
desgracias, pues los tres creen saber quién es el responsable. Cuando otro
pobre desgraciado, casi más desgraciado que ellos, entra en el bar, el barman
le hace reconocer que su vida es un desastre y que sólo quiere morir. El
resultado es escalofriante.
Una novela con unos personajes perfectamente definidos, con unas
desgracias a sus espaldas verdaderamente espantosas. Intentan ver la luz al
final del túnel, y sólo puedo decir que, incluso haciendo un gran encaje en su
último tramo, el final no está a la altura de la historia.
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