Leí este libro en el instituto como lectura
obligada, hace más de treinta años… Supongo que en su día no encontré los
matices que hoy sí.
Un joven residente en un manicomio (aunque no
quede muy claro cuáles son exactamente las razones, al margen de ser un tipo
muy muy raro), se ve expulsado al exterior con la extraña misión de averiguar
qué ha sucedido en un internado religioso de la ciudad de Barcelona. Allí ha
desaparecido una adolescente de su cama, durante la noche, sin tener la menor
pista de lo sucedido. Algo parecido ya sucedió hace seis años, y en esta ocasión
la chica apareció al día siguiente en su cama sin recordar nada.
Nuestro protagonista sale a la Barcelona de
la transición y en seguida empiezan a sucederle cosas extrañas. No siendo la
menor de ellas el encuentro con su extraña hermana, prostituta de profesión, y
la muerte de un joven que la acompaña. Esta muerte, en la que él parece estar involucrado,
al menos para la policía, le hace salir corriendo. Y ya todo será una huida
hacia adelante, donde nada es lo que parece y nuestro protagonista demuestra su
inteligencia en mil y una ocasiones, saliendo indemne de extrañas situaciones y
no por casualidad, sino por pensar y pensar muy bien.
Con una prosa a ratos excesiva, con
descripciones exhaustivas y un lenguaje florido, Eduardo Mendoza nos deleita
con una novela que puede considerarse para todos los públicos. Es decir, que le
puede gustar tanto a un adolescente como a mí…
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