A principios del siglo XX,
los alemanes que estaban en Camerún fueron expulsados y, por circunstancias
varias, acabaron en Zaragoza. Esto forma parte de la historia real, historia que
yo, como mucha gente, desconocía.
A partir de aquí, y
basándose en datos históricos, Sergio del Molino imagina una trama de chantaje
y corrupción a Eva Schuster, última descendiente de una de estas familias,
concejala del ayuntamiento de Zaragoza y que posiblemente será en un futuro
cercano un personaje importante en la vida política a nivel nacional. ¿Hasta
qué punto es Eva responsable de las acciones de su padre, Juan Schuster,
propietario de una fábrica de salchichas y simpatizante nazi? ¿Deben los hijos
pagar por los pecados de sus padres?
La trama va saltando de un
personaje a otro. Básicamente Eva y su hermano Fede, académico en Ratisbona, pero
también Berta, antigua amiga del hermano fallecido de ambos. Personajes
variopintos y por los que no he acabado de sentir gran simpatía, ciertamente.
La sensación que me queda
al final es extraña, pero considero que retrata muy bien la actualidad: un
escándalo salta, las redes sociales arremeten contra un personaje, y a partir
de ahí, en el mundo de Internet, todo es posible… Hasta que a una concejala de
Zaragoza se le haga responsable de la diabetes infantil por la comida de carne
procesada.
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