Leí este libro hace cerca
de treinta años, no recuerdo cómo llegó a mis manos. En mi casa había varios
libros de José Luis Martín Vigil, y este lo recuerdo con muchísimo cariño, y
creo que jamás lo olvidé. Leerlo de nuevo, en una España totalmente diferente, ha
sido muy educativo.
La historia de tres
adolescentes comienza en los años 60, en un colegio de monjas de la capital
bilbaína. Coro, Paula y Baby, tres chicas amigas, muy amigas, que a través de
sus diarios nos relatan sus inquietudes, sus penas y sus alegrías. Las clases
sociales, la religión, las relaciones con los chicos, son los temas que les
preocupan. Y como trasfondo, el inicio de un feminismo incipiente y mal visto,
mientras nuestras chicas se preguntan si son menos válidas que los chicos de su
alrededor. Es obvio que su adolescencia no es la mía, pues estas chicas me
sacan aproximadamente veinte años, que son muchos en la España de la transición
que yo viví como adolescente.
Hay drama, que se intuye
desde el principio, un drama con moraleja: quien juega con fuego, al final se
quema.
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