En mi casa siempre estuvo este
libro. Lo recuerdo desde que yo era una niña. Mi madre lo compró hace
seguramente cuarenta años, y hubo un momento, en mi niñez o primera adolescencia,
en que lo leí. Luego lo releí muchas veces, y cuando hace unos días cayó de
nuevo en mis manos, sentí el gusanillo de volver a él.
Si Pearl S. Buck recibió en su día
el Nobel de literatura, por algo será. No sé si fue por esta novela, si fue
anterior o posterior a dicho premio. Pero es una joya. Una historia perfectamente
narrada, escrita con genial pulcritud, que rebosa poesía por todos sus
rincones, sin resultar en absoluto empalagosa.
Ambientada a principios del siglo
XX, narra una parte de la transformación de China en un país moderno. Una joven
educada en una familia tradicional sale de su casa para casarse con el joven al
que fue prometida en su niñez, al que no conoce. Su marido es médico, educado
en Occidente, un hombre moderno al que Kwei-lan no comprende. Las cosas que le
dice, cómo pretende que se comporte, todo es nuevo para ella. Le costará más de
un disgusto adaptarse a su marido y, bien educada como está, acceder a todas
sus peticiones. Incluido el quitarse las vendas que oprimen sus pies para
hacerlos pequeños y atractivos a los ojos de los hombres chinos tradicionales,
pero no a los de su esposo, que se horroriza por el martirio que ha padecido su
joven y obediente esposa.
El amor surge entre ellos, aunque
parezca extraño, y nace un niño que será educado por ellos en su propia casa,
contrariamente a las tradiciones chinas, que convienen que debería permanecer
en la casa de sus antepasados. Kwei-lan se debate entre sus tradiciones y las
consignas que marca su moderno e instruido esposo. Todo cambia y tendrá que
empezar a tomar decisiones dolorosas cuando su propio hermano, educado también
en Occidente y prometido a una joven china tradicional, vuelva
sorprendentemente casado con una joven americana, contraviniendo los deseos de
sus padres.
Una mágica y preciosa novela que
retrata magistralmente la transformación de una China marcada por el viento del
Oeste que trata de modernizarla, y por el viento del Este que se queda en las
antiguas tradiciones.